LO SOSPECHABA DON MANUEL ORELLANA FLORES
Cuando Don Manuel pasó a retiro del Ejército, ya era un
hombre cristiano que no se hacía cuestión de hablar del evangelio a los
integrantes del regimiento N° 3 “Chorrillos”.
Adelante y justo al centro el suboficial mayor Manuel Orellana Flores
Fui testigo cuando sentados en una mesa de piedra y
asientos también de ese material en el casino, le hablaba al personal militar
de la época acerca del evangelio.
Muchos de ellos al escuchar de boca de una persona que
había sido militar conceptos bíblicos, cambiaron su vida y hay un caso de un
cabo que se llamaba Mario Valenzuela que siempre que me veía entrar al
regimiento, específicamente al casino de oficiales, se emocionaba al recordar a
don Manuel Orellana Flores por su testimonio cristiano, que lo motivó a ser un
hombre respetuoso de Dios.
Nuestro amigo Valenzuela falleció con la Biblia en la mano.
Respecto de Don Manuel, ya en casa, jubilado y trabajando
para el sustento diario, manifestó en voz alta:
“Espero en Dios que mis hijos sean mucho más de lo que yo
fui”.
Aquello lo dijo 6 años antes de su fallecimiento, que fue
un 10 de mayo de 1965.
El cuarto de sus hijos aquel año estaba en la Escuela
Militar y don Manuel sabía que, al graduarse de oficial, se cumpliría su anhelado
deseo de abrazarlo cuando reciba las presillas de subteniente.
Pero su deseo no fue posible; no alcanzó a ver aquel
acontecimiento. Tuvimos que sepultarlo en Talca con una predicación de don
Ricardo Hanna.
Con el tiempo todos sus hijos fueron profesionales y así se
cumpliría su íntimo deseo que todos “seamos más que él”.
Tal vez nuestro padre nunca se imaginó que uno de sus
nietos llegaría a ser “general de la república”, un grado que no se conocía en
Talca y que cuando llegaba algún general de visita a la unidad, el regimiento lo
adornaban, brillaba y se vestía de gala.
El himno del Ejército de Chile, en su 3ra estrofa, cuando se refiere al regreso de los soldados que fueron a la guerra dice:
“Cruzan bajo arcos triunfales
tras de sus bravos generales
y aunque pasan heridos
van marchando marciales
van sonriendo viriles
y retornan invictos”.
Precisamente en este mes de noviembre de 2021, el hijo de
Alexander que se llama Claudio Orellana Burrows, ha sido nominado general de la
república, grado que nuestro padre tal vez en el fondo de su corazón lo tenía
reservado para uno de los suyos; pero se llevó a la tumba el secreto.
A la derecha Claudio Orellana Burrows acompañado de excelentes amigos
Claudio era cadete de la Escuela Militar cuando falleció la Sra Margarita Morales Figueroa, la esposa de don Manuel Orellana Flores
Es una familia cristiana.
Ahora lo que hay que hacer es dar gracias a Dios por Don Manuel Orellana Flores y llevar flores al cementerio.
Que bonita historia, gracias por compartirla.
ResponderEliminarUna hermosa y ejemplar historia, pero quizás lo más hermoso es el amor y la misericordia de Dios, para que todos en esa Familia,sean cristianos y den testimonio como este qué has compartido.
ResponderEliminarMuy buena compilación de la historia de nuestra familia!! Que Dios los bendiga y guíe cada paso!!
ResponderEliminarDios honra a los que le honran quizás esa promesa se traspaso a sus nietos
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